Todavía lo recuerdo, quizá fue
solo un instante, pero se me quedó grabado a fuego en la mirada con todo lujo
de detalles. Tú bailabas con serenidad dentro de tu círculo de amigos y a mí, no
más de tres segundos, me dio por observarte. Quizá, de otras veces, me pareció
reconocerte o quizá tu cara, tu pelo y tu silueta me llamaron la atención.
Estabas lejos, a otro lado de tumulto de personas que saltaban mirando directo
a los Bronson, pero esas cálidas noches de junio en Mezquita, al calor de la
música en la calle bajo un incomparable cielo estrellado, invitan a la magia y
a la imaginación. Quizá se cruzó durante una milésima de segundo la brillante
luz azul de tus ojos, quizá por alguna especie de hiperestesia tu mente sintió
que te observaba y te giraste mirándome, pero cuando los vi abiertos hacia mí,
dentro de ellos se hizo de día y fuera se iluminó la noche. Jamás vi nada tan
intenso. Mis párpados no aguantaron el desafío y sucumbieron retirando mi
visión hacia el suelo para intentar disimular. En el fondo solo supieron
decirte: lo siento, lo reconozco, me has pillado en fuera de juego.
http://traudes.es/micro-relatos-2018/
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